TAMPA, Fla. (WFLA/Tampa Hoy) – Javier Rodríguez salió de Cuba hace poco más de 4 décadas junto a su madre y sus 4 hermanos en uno de los 1,700 botes que durante 6 meses trajeron a los Estados Unidos a 125 mil personas en el emblemático evento migratorio conocido como el Éxodo del Mariel.

“Imagínate lo que es tirarse para un mar abierto sin tú saber a dónde vas a llegar. Eso tiene que ser desesperación”, afirmó Rodríguez.

Con solo 7 años no imaginaba el sacrificio que significó llegar a la libertad. Pero hoy, con familia, hijos e incluso un innovador emprendimiento en Tampa, reconoce el legado de su madre.

“Me siento un poco triste porque mi mamá tuvo que dejar a toda su familia para venir para acá. Pero yo sé que ella quiso tener y darnos a nosotros una oportunidad que nunca íbamos a poder recibir en Cuba y por eso nada más siempre estoy súper agradecido con ella por lo que hizo con nosotros”, dijo Rodríguez.

Pese a que han pasado 43 años, Javier recuerda aquella noche en la que vio por primera vez suelo americano.

“Todo el mundo vio las luces para la mano izquierda del bote y para allá fue todo el mundo a mirar y a estar feliz, todo el mundo que llegó. Él barco se empezó a doblar para un lado y el capitán gritándole a todo el mundo que se echara para un lado y por poco se cae una cuanta gente del bote así que eso fue intenso en ese momento, mi mamá aguantándonos a todos nosotros”, recordó Rodríguez.

Pese a que el éxodo del Mariel fue emblemático, la diáspora cubana en el 2022 y lo que va del 2023 ha triplicado a los llamados “Marielitos”, con unas 360,000 personas que han ingresado por mar y tierra.

“Ya es una desesperación que no ven otra manera. Así que tienen que tratar de hacerlo, no importa lo que sea”, aseveró Rodríguez.

90 millas que separan a ambos países y que se han convertido en un cementerio en el mar.

“Imagínate cuántas vidas se han perdido tratando de llegar a nomás tocar este país, sin ellos saber el trabajo que también se pasa en este país”.

Hoy Javier es dueño de Wing Boys, un novedoso restaurante que ofrece 100 sabores de alitas de pollo y un amplio menú en Tampa. Espera abrir cientos de locales con una visión particular: permitir que las minorías participen y crezcan económicamente.

“Quiero crecer con la comunidad, quiero crecer con gente que no tiene chance, quiero crecer con gente que no tiene oportunidades”.

Javier Rodríguez, ha recibido el apoyo de la Cámara de Comercio de Tampa y es un ejemplo de superación en la comunidad cubana en la Bahía.