JERUSALÉN (AP) — El ejército de Israel ordenó el viernes a alrededor de un millón de palestinos que evacuaran el norte de Gaza y se dirigieran a la parte sur del territorio asediado, una orden sin precedentes que se aplica a casi la mitad de la población antes de una esperada invasión terrestre contra el grupo militante gobernante Hamás.
La ONU advirtió que tanta gente huyendo en masa sería desastroso. Hamás, que llevó a cabo un ataque brutal e impactante contra Israel hace casi una semana y desde entonces ha disparado miles de cohetes, lo desestimó como una estratagema y pidió a la gente que permaneciera en sus hogares.
La orden de evacuación, que incluye la ciudad de Gaza, hogar de cientos de miles de palestinos, provocó un pánico generalizado entre los civiles y los trabajadores humanitarios que ya huían de los ataques aéreos israelíes y se enfrentaban a un asedio total y un apagón en todo el territorio.

“Olvídate de la comida, olvídate de la electricidad, olvídate del combustible. La única preocupación ahora es si lograrás sobrevivir, si vas a vivir”, dijo Nebal Farsakh, portavoz de la Media Luna Roja Palestina en la ciudad de Gaza, mientras rompía en llanto.
La guerra ya se ha cobrado más de 2,800 vidas en ambos bandos y ha disparado las tensiones en toda la región. Las oraciones musulmanas semanales del viernes podrían provocar protestas masivas en un lugar sagrado en el este de Jerusalén, la ocupada Cisjordania y otros lugares. Israel ha intercambiado disparos en los últimos días con el grupo militante libanés Hezbollah, generando temores de un conflicto cada vez más amplio, aunque esa frontera está actualmente en calma.
Las tensiones aumentaron en la Ciudad Vieja de Jerusalén. La Fundación Islámica que administra el complejo de la mezquita de Al-Aqsa en disputa dijo que las autoridades israelíes estaban prohibiendo la entrada a todos los hombres palestinos menores de 50 años.
Israel ha bombardeado Gaza las 24 horas del día desde un ataque del fin de semana en el que combatientes de Hamás irrumpieron en el sur del país y masacraron a cientos de personas, incluida la muerte de niños en sus hogares y de jóvenes en un festival de música. Los militantes también secuestraron a unas 150 personas y las arrastraron a Gaza.
Hamás dijo que el bombardeo de Israel mató a 13 de los rehenes, incluidos extranjeros. No proporcionó la nacionalidad de los extranjeros, afirmando que fueron asesinados en las últimas 24 horas. Un portavoz militar israelí dijo que las autoridades harían comentarios una vez que tuvieran información confiable.
El ejército instó a todos los civiles en el norte de Gaza a trasladarse al sur, según el portavoz, el contraalmirante Daniel Hagari, una orden que, según la ONU, afecta a 1.1 millones de personas.
Israel dijo que necesitaba atacar la infraestructura militar de Hamás, gran parte de la cual está enterrada a gran profundidad. Otro portavoz, Jonathan Conricus, dijo que los militares utilizarán “una fuerza significativa” y al mismo tiempo harán “grandes esfuerzos para evitar dañar a los civiles”. Dijo que a los residentes se les permitiría regresar cuando la guerra termine.
Los militantes de Hamás operan en zonas civiles, donde Israel los ha acusado durante mucho tiempo de utilizar a los palestinos como escudos humanos. Una evacuación masiva de civiles, si se llevara a cabo, dejaría a sus combatientes expuestos como nunca antes.
Hagari añadió que “si Hamás impide que los residentes evacuen, la responsabilidad recae en ellos”. Dijo que “cada parte de la infraestructura de Hamás será atacada”.
El portavoz de la ONU, Stéphane Dujarric, dijo que sería imposible organizar una evacuación de este tipo sin “consecuencias humanitarias devastadoras”. Pidió a Israel que rescinda tales órdenes, diciendo que podrían “transformar lo que ya es una tragedia en una situación calamitosa”.
Las órdenes de evacuación fueron tomadas como una señal más de una ya esperada ofensiva terrestre israelí, aunque Israel aún no ha anunciado tal decisión.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha prometido “aplastar” a Hamás, que ha gobernado Gaza desde 2007. Su gobierno está bajo intensa presión pública para derrocar al grupo en lugar de simplemente reprimirlo en Gaza como lo ha hecho durante años.
La visita del secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, el jueves, junto con envíos de armas estadounidenses, ofrecieron una poderosa luz verde para que Israel siguiera adelante con sus represalias. El secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, llegó a Israel el viernes .
Aún así, una ofensiva terrestre en la densamente poblada y empobrecida Gaza probablemente provocaría aún más bajas en ambos lados en brutales combates casa por casa.
Mientras tanto, Hamás pidió a los palestinos que permanecieran en sus hogares, diciendo que Israel “está tratando de crear confusión entre los ciudadanos y dañar la cohesión de nuestro frente interno”. Pidió a los palestinos que ignoraran lo que calificó de “guerra psicológica”.
Yasser Hassouna, un activista en la ciudad de Gaza, dijo que “todos entraron en pánico” cuando vieron salir al personal de la ONU. “Hamás dijo que era una guerra psicológica y sabemos que ha habido mucho de eso. Nadie sabe qué es real y qué es una noticia falsa en este momento”.
Farsakh, de la Media Luna Roja Palestina, dijo que no había manera de trasladar a tanta gente de manera segura, especialmente aquellos con enfermedades.
“¿Qué pasará con nuestros pacientes?” ella preguntó. “Tenemos heridos, tenemos ancianos, tenemos niños que están en los hospitales”. Farsakh dijo que muchos de los médicos se negaban a evacuar los hospitales y abandonar a los pacientes. En lugar de eso, dijo, llamaron a sus colegas para despedirse.
Más allá del miedo inmediato y las dificultades logísticas, la orden tiene profunda resonancia en Gaza, donde más de la mitad de los palestinos son descendientes de refugiados de la guerra de 1948 que rodeó la creación de Israel, cuando cientos de miles huyeron o fueron expulsados de lo que hoy es Israel. Ese éxodo está profundamente grabado en su memoria colectiva.
Al menos 423,000 personas (casi uno de cada cinco habitantes de Gaza) ya se han visto obligadas a abandonar sus hogares por los ataques aéreos israelíes, dijo la ONU el jueves.
Juliette Touma, portavoz de la UNRWA, dijo que trasladó su sede al sur de Gaza pero que sólo transfirió personal internacional allí. Dijo que la agencia no tenía conocimiento de ningún plan para evacuar a sus miles de empleados palestinos y sus familias, quienes tomarían sus propias decisiones.
La UNRWA también dijo que no evacuaría sus escuelas, donde cientos de miles de personas se han refugiado.
Mientras tanto, el vecino Egipto ha tomado “medidas sin precedentes” para reforzar su frontera con Gaza y evitar cualquier brecha, dijo un alto funcionario de seguridad egipcio. El funcionario habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a informar a los periodistas.
Egipto, que hizo las paces con Israel hace décadas y ha servido durante mucho tiempo como mediador regional, se opone firmemente a reasentar a los palestinos en su territorio, tanto por los costos que implica como porque socavaría su búsqueda de un Estado independiente. El cruce de Rafah desde Gaza hacia Egipto, el único no controlado por Israel, ha sido cerrado debido a los ataques aéreos.
El ataque sin precedentes de Hamás el sábado pasado, y los días de intensos lanzamientos de cohetes desde entonces, han matado a más de 1,300 personas en Israel , incluidos 247 soldados, una cifra que no se había visto en Israel durante décadas. El posterior bombardeo israelí ha matado a más de 1,530 personas en Gaza , según el Ministerio de Salud palestino.
Israel dice que aproximadamente 1,500 militantes de Hamás fueron asesinados dentro de Israel y que cientos de los muertos en Gaza son miembros de Hamás.
El jueves, Israel dijo que su completo asedio a Gaza -que ha dejado a los palestinos desesperados por alimentos, combustible y medicinas- se mantendría hasta que los militantes de Hamas liberaran a los rehenes tomados.
“No se activará ni un solo interruptor eléctrico, ni un solo grifo se abrirá y no entrará ni un solo camión de combustible hasta que los rehenes israelíes regresen a casa”, dijo el ministro de Energía israelí, Israel Katz, en las redes sociales.